Dra. Cornelia
Păun Heinzel: ”La leyenda de las máscaras venecianas”
Traduccion: periodista Jero Crespí y
Cornelia Păun Heinzel
Una vez que Cornelia llego a la ciudad
de las lagunas, ciudad del romance, del amor eterno y de la terrible traición
en el amor, Venecia, el reino salido del agua, ella tenía la sensación de vivir
en un mundo mágico, donde el tiempo parecía se hubiera detenido, flotando en
una atmósfera impregnada en el espíritu de la Edad Media, donde los caballeros
y princesas daban vida a los magníficos castillos y palacios, que parecían
engullidos por el agua, atravesándola delgada, lisa, tranquila, desde un
extremo al otro. La increíble combinación de agua y luz, daba lugar a la magia
y a las hadas. La atracción que desprendía Venecia, ciudad de la luz, pero en
la oscuridad en la que se vivía cada momento hacia un momento encantador en esa
laguna de agua salada en el mar Adriático.
Sus padres eligieron ese lugar fascinante, como destino de
vacaciones de la mitad del semestre en febrero, atraído por la fama y la
historia de la mágica ciudad. Por supuesto que los enamoró a primera vista, con
las viejas fachadas y caídas de los edificios, pero al mismo tiempo tenían un
porte altivo y majestuoso de nobleza marcada por el tiempo.
En esta ciudad de leyenda que parecía que no se cansaba y
nunca dormía, Cornelia pensó que las fachadas de las casas que se reflejaban en
el agua cuentan su propia historia, que parecían esconder secretos increíbles y
su propia historia, en las piedras de otros tiempos. Fue una emoción inmediata el
paseo en góndola, pero, al mismo tiempo, cansada del paseo ella se durmió. De
pronto, Cornelia sintió que alguien le tocaba suavemente en el hombro.
- Qué hace en la góndola, hermosa senorita? Soy Andrea, hijo
del duque de Torino. .Usted ha venido a la feria?
Cornelia se frotó los ojos con las manos y cuando los abrió,
vio un adolescente hermoso, alto, moreno, con un traje de príncipe medieval con
una máscara de oro con lentejuelas y plumas de pavo real en la mano.
- Sí, pero dónde estás mis padres? –se preguntó la chica desconcertada.
- Los ha perdido? No hay problema. Le voy a acompanar para
encontrarlos. Las calles de la ciudad, son estrechas y oscuras eran como un
laberinto, era difícil llegar al fin; pero yo las conozco bien y el camino
seguro le gustará. Podría ser más romántico que un paseo en góndola por el Gran
Canal, entre palacios, iglesias, casas senoriales, con el cielo sobre nosotros,
acompanados de un gondolero cantando.
- !Qué máscara más hermosa tienes! –exclamó la chica.
- .Te gusta? Será un placer dártela –le dijo el hijo del
Duque.
Cornelia estaba encantada del paseo en góndola entre los preciosos
edificios de otros tiempos, a través de las calles estrechas de la ciudad. El
sendero los condujo a la altura de la Plaza de San Marco, el kilómetro cero de
Venecia.
- Nos detenemos aquí –dijo Cornelia sacando de la chaqueta un
cucurucho y darle de comer a las palomas las migajas.
- Háblame sobre el carnaval, desde cuándo organiza esta espléndida
celebración en la ciudad? –preguntó la chica.
- Desde hace diez anos. Nuestro Carnaval se inició en el siglo
XIII –dijo el joven.
- !Pero estamos en 2015! –exclamó la chica.
- !Es broma! Venecia siempre ha sido famosa desde la época
medieval, para los bailes de máscaras magníficas y encantadoras, donde sus
princesas hermosas y glamurosas, duquesas de rara belleza, pero la más
maravillosa era la hija del Duxe. Cuando ella tenía dieciséis anos, el Duxe
pensó que tal vez ella iría primero al baile. Él le pidió un vestido de encaje
delicado y un hermoso sombrero desde París.
He venido aquí deseando ver el día de la máscara. Cuando la
hija del Duex entra en el salón de baile, todos permanecieron sorprendidos por
su belleza. Las princesas, los duques, los nobles solo querían bailar con ella.
Entonces todas las mujeres presentes en la ceremonia estaban muy enfadadas.
Cualquiera de ellas quedaba decolorada de la belleza de
Rosina, la hija del Duxe, pero lo más les dolía era que no bailaban.
En los días después del baile se reunieron todas y decidieron
que hacer. La otra hija del Duxe, Carla, extremadamente celosa de Rosina,
sugirió entonces que al baile todos siempre usaran máscaras, para que no se
eclipsase su belleza.
Todas las personas pensaron hacerse unas máscaras bellas y
de atractivos colores, con plumas de aves exóticas, de sedas y terciopelos
caros, adornados con encajes y lentejuelas.
En la siguiente celebración, todo el mundo se sorprendió por
la belleza de las máscaras, no quedo ninguna duquesa, princesa o chica sin
bailar. Por lo tanto, el carnaval se ha convertido en una tradición de este
lugar.
- !Qué maravilla historia! – exclamó Cornelia.
- !Mira, el Puente de los suspiros! Una antigua leyenda dice
que si pasa la góndola debajo del puente y besa a la persona amada, el amor puede
superar cualquier obstáculo y será eterno dijo Andrea, y se dirigió lentamente
a Cornelia y la quiso besar.
- Cornelia, .cómo estás? Es tarde, has dormido mucho –le
dijo su madre con su dulce voz.
La chica abrió lentamente los ojos. “En conclusión fue sólo
un sueno” –pensó ella.
Entonces miró a cerca de la almohada y vio la máscara de oro
y perlas y plumas de pavo real…
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